Con la vida del trabajo adquirió mucha experiencia, conoció el mundo y su realidad. Más, un interrogante surcó su corazón: ¿Cuál será el camino de su vida?
Podía haber sido un gran hotelero, un comerciante famoso, o un hombre rodeado de lujo. Más, Dios tenía otros planes, y encontró un corazón donde derramar su gracia. Othmar renunció al mundo y todas las posibilidades y su camino le llevó a los Hermanos de la Misericordia de María Auxiliadora, donde recibió un nuevo nombre: Hermano Rodolfo.
De la casa de formación en Suiza viajó el Hermano Rodolfo a Alemania (Trier) donde trabajó tres años con mucha entrega en grandes hospitales. Conoció el dolor, el llanto y las preguntas profundas en el lecho de la muerte.
Luego fue enviado a Roma donde su Comunidad atiende la Catacumba de Santa Domitila, lugar histórico de la Iglesia primitiva. Miles de peregrinos de todas las nacionalidades llegaron cada año. Para que no sólo sean visitas por turismo, el Hermano Rodolfo sabía causar impactos de fe.
En una peregrinación a Lourdes Othmar escribió el deseo de su corazón sobre un pequeño papelito y lo depositó en una urna: ¡QUIERO SER SACERDOTE!
Dios quitó todos los obstáculos y este deseo se cumplió maravillosamente. Después de un estudio teológico, el día de San Pedro y de San Pablo, el 29 de junio del 1968 fue ordenado sacerdote junto con diecisiete otros diáconos en la catedral de Solothurn.
Sus primeros tres años trabajó en la Parroquia Münchenstein (Basilea), como sacerdote coadjutor, donde fue muy apreciado por el Párroco Clemens Hegglin y todos los feligreses.
En el joven sacerdote se iba cristalizando cada vez más una gran inquietud misionera. Por la invitación de Monseñor Bernardino Echeverría a la Diócesis Solothurn, fue enviado el Padre Othmar como misionero a Ecuador, a la Península de Santa Elena, a la parroquia de Manglaralto, c,on el apoyo de amigos de Münchenstein, bajo la dirección de Truy Imhof.
Antes de partir realizó una peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de Fátima. Durante la vigilia nació la oración que le acompañará por toda la vida:
“MARÍA, unimos nuestro “Sí” con el tuyo, para que Jesús con el Padre y el Espíritu Santo vivan en nosotros y lleven nuestro ser a la Plenitud de Dios. Amén.”
Durante 34 años el padre Othmar fue párroco de Manglaralto con sus diecisiete recintos en los cuales ayudó a todo nivel: en la pastoral administrando los sacramentos, en lo social como alimentación, salud, agua potable, en construcción de viviendas, huertos familiares, cursos de manualidades, fuente de trabajo y también en la educación, lo que hoy es la Unidad Educativa “Santa María del Fiat” en el Santuario con 1200 alumnos de toda la zona.
Por el gran amor a María Santísima nació en la mente del Padre Othmar la idea de ofrecer un Santuario a María Santísima como regalo de cumpleaños por los dos mil años de su nacimiento en el año 1984. Para esto se ofrecieron de los diferentes recintos hombres para contribuir a la construcción y entrega del nuevo Santuario con la forma significativa de ¡Un barco! La solemne inauguración del Santuario “María Blanca Estrella de la Mar” se realizó el 8 de Septiembre de 1984, fiesta de la Natividad de María Santísima.
El 13 de diciembre de 1984, cinco días después de la fiesta de la Inmaculada, el P. Othmar viajó a Suiza por el grave diagnóstico de cáncer pulmonar. Después de una operación muy difícil y bajo muchas complicaciones, los médicos desahuciaron a Padre Othmar con el pronóstico de tres semanas de vida. Pero el plan de Dios no ha sido así, y de las manos de María Santísima recibió el Milagro de la curación. Después de ocho meses pudo regresarse a Manglaralto y continuar la misión.
En el año 1989 fue aprobada la Fundación Ecuatoriana Santa María del Fiat , fundada por el padre Othmar, y el 8 de Septiembre de mismo año, Monseñor Bernardino Echeverría aprobó la Asociación de fieles laicos Santa María de Fiat que hoy tiene sus miembros en todo el Ecuador y en algunos países más.
El 11 de noviembre del 1990 la imagen de María Rosa Mística en la Cripta del Santuario de Olón, derramó lágrimas de sangre, mostrándonos así su presencia sobrenatural. Un hecho, que el padre Othmar entendió como aceptación de la Madre celestial del Santuario. Esta manifestación marcó los corazones de los presentes, y motivó a unas señoritas vocacionadas y presentes de consagrar sus vidas al Señor. En el año 2008 fue aprobada la Comunidad de misioneras laicas “Santa María del Fiat” por Monseñor Antonio Arregui.
A partir de la Semana Santa del año 2017, las fuerzas de Padre Othmar comenzaron a disminuir poco a poco. Después de una vida de servicio a los demás, practicando la misericordia de Dios, ofreció sus oraciones y la última etapa de vida desde su habitación para la salvación de todo el Ser. Su único deseo era: cumplir la Voluntad de Dios hasta el último momento de su vida, lo que supo vivir con toda humildad y sencillez.
El Padre Othmar es para todos nosotros un ejemplo de vida, un guía espiritual que sembró en nuestros corazones la búsqueda de cumplir la Voluntad de Dios, siendo María en nuestro tiempo, conviviendo con la Iglesia triunfante y el anhelo a lo infinito, como lo dijo Antoine de Saint-Exupéry: “Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo. Evoca primero en los hombres y mujeres el anhelo del mar libre y ancho.”
Ahora está unido para siempre a Jesús, a la Virgen María que tanto ama y en comunión de todos los Santos, que eran para él testimonios del Fiat. Desde el cielo sigue acompañándonos de cerca en nuestro peregrinar hasta la Casa del Padre.